LA
HISTORIA POCO CONTADA
“ AQUEL 30 DE AGOSTO “
EN EL CHARALLAVE DE ANTAÑO
POR . JUAN QUINTANA
Esta es parte de
la historia más sencilla de nuestro pueblo , la cotidianidad de aquel hermoso
pueblo de calles empolvadas , de aquel pueblo apacible con gente amable ......
de aquel Charallave con sus costumbres ,
tradiciones , personajes populares , anécdotas , leyendas y su
historia…..y en el “ ADOBE PUEBLO
DE ANTAÑO “ mantenemos aún vivo el
recuerdo de esa hermosa historia , “DE
LA HISTORIA POCO CONTADA” como
la de “ aquel 30 de agosto en
el Charallave de antaño “ ……
Al despuntar el alba de aquel 30 de agosto, un intenso repique de
campanas nos anunciaba que estábamos en
presencia del día central de la fiestas en honor a Santa Rosa de Lima, del día
mas importante para los habitantes de aquel viejo Charallave, desde tempranas
horas de la mañana feligreses de todo el pueblo comenzaban a llegar a la plaza Bolívar,
luciendo sus estrenos comprados en “ La
Nueva Roma” o quizás en “La Nueva Tienda”
de Jesús Fernando Pérez, por su parte,
La Banda Sacra integrada por los músicos
del pueblo: Eulogio y Moisés Serrano, Gustavo Farrera, Gerardo Meza, Rivas, el
Chino Silva, Guillermo y Aquiles Figuera,
Francisco José Higuera entre otros, estaban a la espera para acompañar en procesión
a la imagen de Santa Rosa, y posteriormente deleitar al público con una sabrosa
retreta que con seguridad comenzaría con un contagioso pasodoble que invitaba a
los visitantes a echar un pie.
Mientras tanto, ya con sus “
tarantines montados” dándole un sabor inconfundible a pueblo, estaban Luis Higuera
“El Cotufero”, Felicia la manisera, “Mercé” con sus refrescantes raspados, Simón
el parrillero, Salvador Pacheco “Cámara” con sus deliciosas “lapas“ acompañada
de un vaso de Kool Aid, además ventas de arepitas dulces y tizana, chicha
criolla y carato de maíz, es decir, ya
la mesa estaba servida para celebrar en grande, el día central de las fiestas
en honor a Santa Rosa de Lima.
Cuatro o cinco meses antes, La
Junta Comunal de Charallave, mediante un acuerdo publico nombraba a la Junta Organizadora
de las fiestas patronales, y comenzaba
una recaudación de dinero entre el pequeño comercio que existía: las pulperías,
los mataderos, las quincallas, las tiendas y las familias más pudientes de Charallave,
además, se hacían las verbenas y tómbolas en el Club Social Urdaneta, en el Club
El Campito y el Club Canario, y con ese dinero cubrir, entre otras cosas , el
traje de la Reina de las fiestas, que por cierto era elegida con un mes de anticipación,
el pago de los grupos y orquestas musicales, los juegos tradicionales en
diferentes barriadas del pueblo (piñatas, palo encebado, cochino cubierto de
grasa, el sartén ahumado, el huevo y la cucharilla, y carreras de saco, pero
adicional a esto, se cubría parte de los
gastos de la procesión, es decir, flores, velas y la música sacra, y por
supuesto el pago del ganado para las tradicionales “tardes de toros coleados”,
es decir, la Municipalidad como tal, no asumía los gastos de las fiestas, sino
que de acuerdo a su presupuesto y posibilidades económicas, colaboraba con
algunos gastos.
Las fiestas comenzaban
generalmente una semana antes y concluían una semana después del 30 de agosto,
pero ya, el primero de agosto a las doce y un minuto de la madrugada, La Junta
de las fiestas y el pueblo en su mayoría, recorrían en una gran caravana, las diferentes calles al ritmo del grupo de música
antañona en una sabrosa retreta que duraba hasta el amanecer, y ahí se disponían
a repartir y a colocar en diferentes paredes de negocios y casas el tradicional
“Programa de las fiestas patronales”, resaltando por supuesto, la misa y procesión
de Santa Rosa y el esperado baile con la orquesta más popular de Venezuela “La
Billos Caracas Boys “ .
Las improvisadas mangas o
talanqueras de bambú y guatacaro en diferentes calles del pueblo, como en la Calle
Real, en La Calle Miranda, El Pueblo Abajo,
o en La Calle La Estación, representaban
el escenario ideal para las famosas tardes de toros coleados, que comenzaban
justo a las 3 de la tarde con el grito: “cacho a la manga” y finalizaban a más
tardar a las 6 de la tarde… las
muchachas del pueblo confeccionaban con varias semanas de anticipación,
los hermosos lazos y cintas para colocárselos
a los jinetes que lograran las mejores coleadas de la tarde,y por supuesto el “Lazo de ganador” se acompañaba con un
fuerte abrazo y un beso, que muchas veces, y gracias a la acción de
“cupido” culminaban en noviazgos pasajeros o permanentes.
Llegaba así el 30 de agosto, el día
esperado por todos, a las nueve de la mañana en el altozano de la iglesia, los músicos de la banda pueblerina amenizaban
durante una hora con los tradicionales valses, guarachas, merengues y
pasodobles hasta las diez de la mañana, hora en la cual se daba inicio a la
santa misa en honor a nuestra Virgen, con la presencia del Presidente y demás
miembros de la Junta Comunal, los
integrantes de la Junta Organizadora de las fiestas, el Cura párroco, y por
supuesto con el sermón a cargo del Sr Obispo en el viejo pulpito.
A las doce del mediodía se daba
inicio a la sesión solemne, y la lectura de la pieza oratoria a cargo del
orador designado por la Junta Comunal, y concluía así el acto protocolar con la
presentación de un grupo musical de la época en el altozano de la iglesia.
A
las 3 de la tarde de ese mismo 30
de agosto, se realizaban de manera casi simultánea, una jornada de toros coleados, el campeonato de bolas
criollas, el encuentro de béisbol con la selección de Charallave y un equipo de
Caracas, el Maratón en honor a Santa Rosa y la tradicional carrera de bicicletas.
La noche de ese 30 de agosto, la Vieja Plaza Bolívar
se vestía de gala, a la espera de la procesión de Santa Rosa de Lima, esa misma
Plaza Bolívar que veía pasar insistentemente a las hermosas mocetonas dando
vueltas y vueltas, a la espera de un “piropo” de uno de esos patiquines
enamorados, la Misa comenzaba a las 6 y ya a las 7 de la noche salía la procesión,
encabezada en primer término, por el Cura del pueblo, acompañado de los
monaguillos, luego le seguían los organizadores de las fiestas, más atrás dos
filas bien ordenaditas: una fila de hombres
alumbrando a la Virgen con el jefe civil
y el presidente de la Junta Comunal a la
cabeza, y otra fila de mujeres, representada por “La Sociedad de Las Hijas de María”
y posteriormente siguiendo a la virgen
estaba toda la feligresía.
A las 9 de la noche la
contagiante música popular no se hacía esperar, con la presentación de grupos
musicales del pueblo como la Sonora Miranda, el grupo Chara , “Los Zapatos
Blancos“ de los hermanos Otamendi, amenizando las fiestas en honor a Santa Rosa
de Lima, y finalmente el baile de gala
con la orquesta más popular de Venezuela “ La Billos Caracas Boys” en el Club
El Campito o en El Club El Canario de Charallave.
Así transcurría la celebración de
las fiestas en honor a Santa Rosa de Lima en el Charallave de aquellos tiempos,
en aquel Charallave de antaño, por suerte parte de esas tradiciones y
costumbres aún se mantienen, gracias a la perseverancia de la gente de Charallave,
del apoyo incondicional de los gobernantes de turno, y de la constancia de nuestras familias por
conservar lo nuestro, otras tradiciones
y costumbres, por desgracia, ya
desaparecieron y pasaran a formar parte
de esa HISTORIA POCO CONTADA DE AQUEL CHARALLAVE DE ANTAÑO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario