miércoles, 21 de octubre de 2020

NADIE HA VISTO UN MAÑANA. POR: JUAN QUINTANA

 

NADIE HA VISTO UN MAÑANA.

POR: JUAN QUINTANA

 

La suave brisa de verano.

La bondad de Melania Bello.

El refunfuño de Sanabria.

La salsa para pastas de Benito.

El Bombardino de Juvenal.

 

La polvareda en las mangas.

Las jaleas de Esperanza.

El colorido de las Muñecas de Matilde y Rosalía.

La tranquilidad de Evencio.

El Zumbido de los rebullones de Ricardo.

 

Los repiques de campanas.

Los papagayos de Santa María.

El sonido de la Matraca.

Los marchantes y sus maletas.

El profesionalismo de Eugenio Infante.

 

Los Encurtidos Camerol.

La  música de la marchantica Efe.

Los Canarios de Vicente.

La Burriquita de Reyna.

Las ocurrencias de Nelson Correa.

 

El zapateo de Aquiles.

El Amanecer de Pablo Hidalgo.

La versatilidad del Catire Celestino.

Los cuentos del burro Mentol.

La risa del Chivo Xenón.

 

El abrazo el 31.

Las misas de aguinaldos.

Las arepitas dulces.

La zambullida en Los Peñones.

El recorrido hacia el Pérez Bonalde.

 

La inesperada creciente.

Los cachitos en el piso.

El Volkswagen del Niño.

La guarapita de José Antonio.

La sapiencia de Jesús Fernando.

 

Los Vermuts en el Campito.

Los Matinée en el Renacimiento.

Las tertulias en la Plaza.

Las melcochas de las Roble.

La Rockola de “Cubita” .

 

   Estos, tal vez, pudieran ser nombres de poemas, o el título de algún libro, o posiblemente una canción , o quizás,  nombres de películas u obras teatrales, pero no, son sólo recuerdos que envuelven un sin fin de pequeñas historias, son solo detalles, que conforman en su conjunto, una extraordinaria obra artística, son Incipientes pinceladas,  de algún pintor ingenuo tratando de plasmar esos pequeños detalles en su gran obra, o  simples recuerdos que afloran en la mente de algún pueblerino…, recuerdos que van mutando en el tiempo,  y cada generación se va encargando de colocar  su impronta, como señal inequívoca de  un transitar silencioso por caminos que van desapareciendo a la par de esas generaciones…, quizás, en alguna hoja amarillenta, alguien pudiera tallar con sus pensamientos, lo que muchos llamarán a futuro , “ La Historia”…,  esa sería una contundente señal de nuestro paso por la vida, de lo contrario, al final de la jornada, solo nos recordarán como simples  mortales qué logramos alcanzar, con mucho éxito,  sólo eso, la muerte.





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