NADIE
HA VISTO UN MAÑANA.
POR:
JUAN QUINTANA
La
suave brisa de verano.
La
bondad de Melania Bello.
El
refunfuño de Sanabria.
La
salsa para pastas de Benito.
El
Bombardino de Juvenal.
La
polvareda en las mangas.
Las
jaleas de Esperanza.
El
colorido de las Muñecas de Matilde y Rosalía.
La
tranquilidad de Evencio.
El
Zumbido de los rebullones de Ricardo.
Los
repiques de campanas.
Los
papagayos de Santa María.
El
sonido de la Matraca.
Los
marchantes y sus maletas.
El
profesionalismo de Eugenio Infante.
Los
Encurtidos Camerol.
La música de la marchantica Efe.
Los
Canarios de Vicente.
La
Burriquita de Reyna.
Las
ocurrencias de Nelson Correa.
El
zapateo de Aquiles.
El
Amanecer de Pablo Hidalgo.
La
versatilidad del Catire Celestino.
Los
cuentos del burro Mentol.
La
risa del Chivo Xenón.
El
abrazo el 31.
Las
misas de aguinaldos.
Las
arepitas dulces.
La
zambullida en Los Peñones.
El
recorrido hacia el Pérez Bonalde.
La
inesperada creciente.
Los
cachitos en el piso.
El
Volkswagen del Niño.
La
guarapita de José Antonio.
La
sapiencia de Jesús Fernando.
Los
Vermuts en el Campito.
Los
Matinée en el Renacimiento.
Las
tertulias en la Plaza.
Las
melcochas de las Roble.
La
Rockola de “Cubita” .
Estos, tal vez, pudieran ser nombres de
poemas, o el título de algún libro, o posiblemente una canción , o quizás, nombres de películas u obras teatrales, pero
no, son sólo recuerdos que envuelven un sin fin de pequeñas historias, son solo
detalles, que conforman en su conjunto, una extraordinaria obra artística, son Incipientes
pinceladas, de algún pintor ingenuo
tratando de plasmar esos pequeños detalles en su gran obra, o simples recuerdos que afloran en la mente de
algún pueblerino…, recuerdos que van mutando en el tiempo, y cada generación se va encargando de colocar su impronta, como señal inequívoca de un transitar silencioso por caminos que van
desapareciendo a la par de esas generaciones…, quizás, en alguna hoja
amarillenta, alguien pudiera tallar con sus pensamientos, lo que muchos llamarán
a futuro , “ La Historia”…, esa sería
una contundente señal de nuestro paso por la vida, de lo contrario, al final de
la jornada, solo nos recordarán como simples
mortales qué logramos alcanzar, con mucho éxito, sólo eso, la muerte.
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