domingo, 22 de noviembre de 2020

LA ROPA DOMINGUERA"...POR: JUAN QUINTANA

 


LA  ROPA  DOMINGUERA


POR: JUAN  QUINTANA

 

…al fondo pude escuchar, con gran precisión,  su clara y muy   fuerte  voz, que venía desde el solar de la casa, sin duda alguna, era mamá…, aquel sábado de intenso verano, ella  barría el patio, y a su vez sacaba la ropa de la batea para tenderla al sol, mientras yo escudriñaba con gran ansiedad en el viejo escaparate de madera, mis pensamientos se centraban en algo que tal vez hoy, pudiera compararse con lo que muchos han llamado “Vanidad”, ese sábado. quería lucir mis mejores galas, o tal vez la única, aquella que era guardada para ocasiones especiales, o quizás para algunos domingos, para ir a misa, o salir de paseo, o a casa de algún familiar…, para mí, aquella muda de ropa,  colgada casi de manera sigilosa,  aun con el fuerte olor a naftalina, representaba,  algo así como un toque  especial de elegancia,  o tal vez , de cierta categoría, quería mostrarla para ella, para ese amor platónico  que quizás nunca supo de mi existir…, ese sábado, Juancito Martínez, al igual que todos los sábados del año, tenía su fiesta, al son de las mejores orquestas del mundo, los discos en 45 y 33 rpm eran los protagonistas  de su tan esperada velada musical, y estarían brillando encima del gran escenario que él llamaba picot…, él, quizás, la esperaba tanto como yo, pero seguramente  con nortes diferentes…, sin duda alguna,  era evidente para mí,  que ocurriría algún encuentro, por cierto no fortuito,  que dejaría a un lado la timidez de aquel niño, que apenas comenzaba a transitar su etapa de adolescente…,  recuerdo claramente, como si fuera hoy, el ambiente, las calles, el olor a brisa fresca, recuerdo la casa, la familia, éramos, sin temor a equivocarme, extremadamente ricos, tal vez lo único que no teníamos era dinero…, mis pensamientos seguían anclados en ese sábado por la noche, la imaginación volaba, al mismo tiempo, hacia los cuatro puntos cardinales,  pero sin dejar de pensar en la grata impresión que causaría, al mostrar, lo que para mí representaba, “Una Pinta Elegante”…, abrigaba la esperanza de recibir de mamá, al menos con un guiño de ojos, o con una señal silenciosa al bajar la cabeza, de que sí podía hacer uso de esas piezas de vestir para esa ocasión tan esperada…, el sol seguía actuando de manera inclemente, la brisa golpeaba sutilmente la ropa que había tendido mamá en el solar, su voz no dejó de callar durante  esos diez o quince segundos, cuando comenzó diciendo: ¡No saques la ropa de los domingos, mira que la masa no está pa´ bollo¡, …al final entendí  lo que es la Vanidad.

 

 

PD: LOS TIEMPOS, LOS ESPACIOS Y LOS PERSONAJES, SON PRODUCTO DE LA IMAGINACION, QUIZAS LO UNICO REAL ERA “LA ROPA DOMINGUERA”.








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