Ave María Purísima!
otra vez "se volaron
los tapones"
Ni el
"Ave María Purísima" ni el "Bendito sea Dios" ni mucho
menos el "¿Jesús, otra vez?" eran las frases más comunes para
expresar su rabieta ¡no señor! lo más seguro mi querido lector, es que aquellos
viejos en el Charallave de Antaño usaban con mucha frecuencia expresiones
subidas de tono o como decía mi abuela: expresiones "coloradas" que,
por razones de ética, o por el estudio profundo sobre el "Manual de
Carreño" o simplemente por haber pasado con altas calificaciones aquella
materia de bachillerato que quedó en el olvido "Formación Social, Moral y
Cívica" no las diré aquí... eran esas expresiones muy características que
usaban nuestros viejos para mostrar su descontento o rechazar cualquier
adversidad cotidiana como por ejemplo aquella cuando se "volaban los
tapones".
Volarse
los tapones no era otra cosa que, de manera literal, sucedía con el o los
tapones que iban enroscados en lo que era conocida como "la taponera"
que fungía algo así como de breckera (en la actualidad) o sea, para describir
un poco mejor la lavativa ésta, si en la actualidad se dispara la breckera de
inmediato se va la corriente, y para aquella época era lo mismo si se
"volaban los tapones" también se iba la corriente...
Pero
para mayor ilustración, dejen la flojera y detallen bien la foto de la
taponera...
Muchos
de esos viejos de antes, de manera precavida, guardaban en el escaparate, en la
alacena o en algún baúl (de los recuerdos) al menos un par de
"tapones" para reparar de manera inmediata la interrupción eléctrica
o corte de luz producido por algún rayo, una subida brusca del voltaje o algún
corto circuito generado por el radio de cuatro bandas o por el televisor en
blanco y negro marca Westinghouse.
Pero
aquel que no había tomado esa precaución, es decir de tener como repuesto uno o
dos tapones (o fusibles) no le quedaba otra alternativa que mandar al hijo
mayor, o sea al mandadero de la casa, con el característico mensaje:
"¡muchacho el carrizo! anda a la bodega de "Bidú" y dile que me
mande dos tapones, ah, y que me los anote hasta el viernes".
Pero
si el infortunio o la catástrofe eléctrica ocurría de noche, o sea cuando las
bodegas o pulperías ya estaban cerradas, entonces recurrían al "Plan
B", que consistía en lo siguiente: sacaban el "tapón volado",
seguidamente agarraban una locha, sí, así como lo leen una locha, es decir una
moneda de 12 céntimos y medio y con mucho cuidado colocaban la locha en el
orificio donde estaba el tapón volado y "Santo remedio", pues sucedía
que la locha tenía exactamente el mismo diámetro que el tapón y además, por ser
de metal, servía de conductor eléctrico o "fusible provisional".
Justamente
esa expresión que aún se escucha a menudo como: "al tercio aquel se le
volaron los tapones" o "a fulanito se le fueron los tapones" se
usaba en tiempos remotos y aún se sigue usando para decir que alguien
"perdió el control" o "perdió la compostura".
Sin
duda alguna son expresiones propias de la gente de cualquier pueblo de
Venezuela, de pueblos como el nuestro, como aquel Charallave de antaño que nos
dejó un recuerdo en cada esquina.
Juan Quintana
juanjquintanag@hotmail.com
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