domingo, 6 de junio de 2021

CONSTANTINO LUIS MORALES. “UN LEGADO PARA LA HISTORIA” POR: JUAN QUINTANA

 





CONSTANTINO LUIS MORALES.


“UN LEGADO PARA LA HISTORIA”


POR: JUAN QUINTANA

 

 

 

  Icod de los Vinos, Sta. Cruz de Tenerife, España, una hermosa población, con exuberantes paisajes y excelentes atractivos turísticos, cuna  de la planta más longeva de la cual se tiene referencia, tal vez unos 700 años de existencia, conocida también como “El Drago Milenario de Icod de los Vinos en Tenerife”…, ahí, en ese rincón de España, nace Constantino Luis Morales, un 29 de junio de 1927, lo demás ya será parte de nuestra historia cotidiana.

 

  Al igual que infinidad de españoles, tal vez agobiados por la férrea dictadura del General Francisco Franco, y por supuesto por la evidente depresión que significaban aquellos latigazos, producto de la segunda guerra mundial, incluso, ya en sus postrimerías, Constantino Morales decide buscar nuevos rumbos, quizás nuevos horizontes de tranquilidad, prosperidad, y evidentemente de felicidad…,  y con apenas 18 años, llega en 1945, a una Venezuela que también estaba un tanto convulsionada, a consecuencia de lo que se conoció como la Revolución de Octubre, o el golpe de estado cívico militar, encabezado por Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez, y que finalmente concluiría con el derrocamiento del entonces presidente Isaías Medina Angarita, no obstante, estábamos en presencia de una Venezuela económicamente con relativa estabilidad, lo que la hacía apetecible para la inmensa mayoría de europeos, que finalmente se refugiaron en nuestro país.

 

 Constantino dejaba la España de sus ancestros, dejaba la España que le vio nacer y crecer, dejaba la España de sus sueños, pero a su vez, dejaba en España al amor de su vida, a una jovencita de quien se había enamorado locamente, y a quien le había jurado su amor eterno, Solibella, quien más tarde se convertiría en su eterna acompañante, su esposa, y la madre de sus cuatro hijos, todos nacidos en Venezuela, José Miguel, Constantino (tinito),María Luisa y María Teresa…., sin duda alguna, no fue nada fácil mantener unos amores a distancia, con escasa y dificultosa comunicación, propia de esas décadas de los años 40 y 50, y evidentemente sin el desarrollo tecnológico y comunicacional de la actualidad, pero eso no representó para Constantino y para Solibella, ningún tipo de obstáculo, sabían que se reencontrarían, mantenían inmensa fe, de que unirían sus vidas hasta la eternidad, aquí en Venezuela, y es así como el 15 de enero de 1954, seis años después de su llegada a nuestro país, deciden contraer matrimonio, bajo “la figura del poder”, Constantino aquí en Venezuela, mientras que Solibella  era llevada al altar, en la iglesia Nuestra Señora de la Concepción  de Santa Cruz de Tenerife, respondiendo ante el sacerdote con un “SI” que retumbaría allá en el viejo continente, y que haría eco, sin duda alguna, en la iglesia del Prado de María en Caracas, en la cual Constantino permanecía escuchando la Santa Misa. 

 

  El comercio siempre fue su norte, y es así como en 1948, comienza una nueva etapa laboral, distribuyendo una de las marcas de café más prestigiosas de Venezuela, “Café La Hacienda”, ubicada inicialmente en  la Avda. Nueva Granada de Caracas, captando rápidamente una clientela significativa la cual logró expandir, con mucho éxito, hacia los estados Aragua, Carabobo y Guárico,  y posteriormente coparía los anaqueles de la mayoría de los comercios en  los Valles del Tuy, que mostraban un insipiente desarrollo, tanto industrial como comercial…, Constantino Morales, con su distribución exclusiva de “Café La Hacienda”, logra posesionarse de manera abrumadora, en el mercado del café en los Valles del Tuy, decidiendo finalmente en 1961, residenciarse con su esposa Solibella aquí en Charallave.

 

  No fue nada difícil para Constantino, convertirse en un charallavense más, en uno más de nosotros, en un charallavense nacido en Icod del Vino Tenerife, que con su caballerosidad, con su envidiable sentido de convivencia, supo penetrar en el corazón de nuestra gente…, tal vez nuestro delicioso “Pabellón Criollo”, había desplazado a sus “papas arrugadas, con pescado salado y un mojito icodense”, típico de la tierra que lo vio nacer, o nuestro imponente cerro El Ávila,  aliviaría la morriña, que le causaba el  no poder observar desde su Icod del Vino, al majestuoso pico el Teide, el más alto de España, seguramente aprendió a venerar a la Patrona Santa Rosa de Lima, llevándola a la par de San Marcos, el Patrono de su pueblo natal…, el club de leones de Charallave, del cual fue miembro fundador, junto a sus amigos de la época, Antonio Malo, Raymundo Aru, Andrés Olías, Jesús María Guzmán, Francisco Caso, el Dr. Bricelio Guillermo, Palmero Felipe, Juan Herves, Manolo Navarro, entre otros, sustituiría, en gran parte, las labores sociales que durante su época de adolescente, hacía en su tierra natal.

 

  La constancia, honestidad, esfuerzo, lucha y trabajo, fueron sus armas principales, para merecer el respeto y la admiración de nuestro pueblo, que sin duda, un pueblo que también quiso como al suyo, esas armas que sirvieron además, para forjar un futuro cierto para su familia, y que hoy son utilizadas por sus hijos, como parte de su legado, emprendiendo de manera efectiva, en empresas que han coadyuvado al desarrollo integral de Charallave, como es el caso de la empaquetadora de Azúcar Valle Real, dirigida por su hijo mayor José Miguel Morales, y  que durante más de 20 años, viene compitiendo con marcas de gran renombre a nivel nacional, generando sin duda alguna gran cantidad de empleos directos e indirectos.  

  El futbol fue el hobby de Constantino Morales, y el Real Madrid fue su pasión, tal vez compartida en parte, con la novena de los Tiburones de La Guaira…, Constantino fue un incansable jugador de futbol, pero además, un extraordinario entrenador, llegando a coordinar innumerables campeonatos en varias categorías, muchos jóvenes de nuestra generación, de apenas 13, 14 o 15 años, estuvimos bajo su tutela, recibiendo sus entrenamientos, sus lineamientos, sus orientaciones sobre lo que significaba el compañerismo y el jugar en equipo, sobre lo que significaba la amistad, la obediencia y la disciplina, ahí estuvimos con Constantino, en el estadio Ramón Pérez Arocha, en las canchas de Los Anaucos, o en cualquier estadio de los Valles del Tuy, ahí estuvimos acompañados y protegidos por su mano amiga, Adán Figuera, Morgan, Alfonso y Manolo Navarro, los hermanos González, José Miguel y Tinito, el niño González, Eduardo Fofo Luque, Manuelito Luna, Oscar Manantial Peña, Nelson Portilla, Juan José Herves, el negro Orlando Cisneros, los hermanos Cesar y Rómulo Guillermo, Cheo Guzmán, entre otros.

 Constantino Morales, sin duda alguna, fue una referencia obligada, no solo para los jóvenes de nuestra generación, sino para un pueblo entero que lo respetaba y lo admiraba…, el solo hecho de escuchar en las diferentes emisoras comerciales del país, el comercial de “Café La Hacienda”, con su característico e inolvidable eslogan “Su sabor lo recomienda”, nos llevaba de inmediato a fijar nuestra atención en nuestro vecino, en nuestro amigo, en Constantino Luis Morales, un charallavense nacido en Icod de los Vinos, España, que sin duda alguna, nos dejó un interesante legado para las historia de nuestro Charallave querido.

 

 

 

 

Fuente Original: José Miguel Morales

                             

 

 

 

 

 

 

 

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