LA HISTORIA POCO
CONTADA
LA PILA DE AGUA
“LOS TRES CHORROS “
POR . JUAN
QUINTANA
Esta es parte de la historia más
sencilla de nuestro pueblo , la cotidianidad de aquel hermoso pueblo de calles
empolvadas , de aquel pueblo apacible con gente amable, de aquel Charallave de
antaño con sus costumbres, tradiciones, personajes populares, anécdotas,
leyendas, y su historia, una historia poco contada como la de "Los
Tres Chorros “, una pila de agua
con características muy parecidas a
las que existieron en casi todos
los pueblos de Venezuela…, “Los Tres Chorros” fue una de las pocas pilas de agua que existieron
en Charallave, a principios de 1900, estaba ubicada en plena Calle Real o Calle
principal, justo al lado de lo que es hoy la Tasca La Locha, pero solo imaginemos por un segundo, cuántas
historias trajo consigo esta pila de agua de “Los Tres Chorros”, los hombres y mujeres con sus guindas a los
hombros, para llevar el preciado líquido para sus casas, por cierto, que esa
agua venía de la cristalina y para muchos “medicinal” Quebrada de Charallave…,
cuentan que al entonces presidente de la república,
Cipriano Castro, quien sufría de una afección estomacal, alguien le recomendó tomar el agua de la
quebrada de Charallave, porque según algunos coterráneos, “dizque era medicinal”,
pues el presidente Cipriano Castro en su desesperación por curarse, no dudó ni
un momento en esa recomendación, a tal punto que comenzó a venir con mucha
frecuencia a Charallave a consumir “el agua medicinal de la quebrada de
Charallave”, y según cuentan, se curó
definitivamente del mal que padecía, y
en agradecimiento a este hecho, ordenó la construcción del acueducto de Charallave
enviando en 1906, los tubos y demás implementos para la acometida
correspondiente, pero no fue sino durante el gobierno de Juan Vicente Gómez,
que se logra culminar este acueducto bajo la dirección del Ingeniero Avelino Fuentes,
el 24 de abril de 1911.
“Los Tres Chorros” pasó de ser la pila de agua más importante de Charallave, para
convertirse en un lugar de tertulia
obligada, ya que mientras los pobladores esperaban que se
llenaran de agua las latas de manteca o los cantaros galvanizados, para
colocarlos en sus guindas, más de un patiquín
enamorado lanzaba su ramillete de piropos a las encantadoras y muy bellas
mujeres charallavenses, o retumbaban con uno de esos comentarios pueblerinos como este por
ejemplo: “fulana se fue con fulano” o “perencejo
se fue a temperar a los Teques y no se llevó
a la familia” o aquel más picantoso, “¿ sabes quién salió embarazada?, pues figúrate,
fulanita de tal, y tan mosquita muerta que se la daba”…, y por supuesto, de ese ir y venir de nuestra
gente a la pila de agua “Los Tres Chorros”,
surgieron compromisos importantes con sus consecuentes matrimonios y por ende
el aumento progresivo de nuestra población, la misma población que calmó su sed
durante muchas décadas, tomando el agua
cristalina, y para muchos “curativa”, de
muchas de las pilas de agua que existieron en aquel viejo Charallave, como la
que estaba ubicada en la cercanía del Templete, o aquella otra, justo en la
entrada de Barrio Ajuro, o en la siempre recordada y muy pintoresca Pila de Agua de “Los Tres Chorros, que sin duda alguna, pasó a formar parte de
nuestra cotidianidad, pasó a formar parte de las vivencias diarias de nuestra gente, de aquella gente que escribió con su quehacer diario, nuestra sencilla
historia, una historia que ha permanecido quizás en el letargo, “una historia poco contada”, de aquel
Charallave de antaño.
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