domingo, 14 de marzo de 2021

NOCTURNAL...EN UNA SUBLIME PROSA, OTRO DILUVIO UNIVERSAL, POR: JUAN QUINTANA

 

Nocturnal…

en una sublime prosa,

otro Diluvio Universal.

 

Por: Juan Quintana.

 

    Sin duda, era desesperante, sentir como poco a poco la inmensidad del agua se apoderaba de nuestra existencia, sin saber cómo escapar de lo que definitivamente sería otro Diluvio Universal…

  Cada segundo que pasaba, agotaba definitivamente cualquier posibilidad de salvación, o quizás de un eventual naufragio, sentir literalmente el agua al cuello, crispaba sobremanera toda nuestra fibra, el ruido que generaba la fuerte turbulencia se sobreponía en aquella calurosa, oscura y relativamente silenciosa noche, al parecer, ya todo estaría consumado en solo  pocos segundos, sería definitivamente el fin y el paso seguro a un plano superior en la inmensidad del Universo.

  Los pensamientos volaban a la velocidad de la luz, y se remontaban rápidamente a las cercanías del Génesis y su consiguiente destrucción,  paseándose, con gran claridad, por aquel aciago episodio de la Biblia  en el que se narraba cómo, por orden del Dios de Israel, el patriarca Noé construye una embarcación para la salvación de los que creyeran en las advertencias del gran diluvio, sin embargo el relato asegura que solo fue Noé y su familia quienes fueron rescatados, pero  yo estaba completamente seguro que estaba muy lejos de esa posibilidad de salvación para mí y para mi familia, en ese mismo  instante pude sentir en carne propia el sufrimiento y la angustia por la cual paso Noé, con aquel anunciado diluvio que acabó con la humanidad, claro está, respetando la distancia y todo aquello que implica las creencias religiosas.

  Cada segundo parecía una eternidad, sentía claramente que el agua seguía inundando de manera vertiginosa todos los espacios, los nervios me atacaban en forma despiadada, y solo pedía a gritos la salvación, tal vez un milagro, o algo sobrenatural que pudiera imponerse en ese preciso momento y contener la fuerza arrolladora  del agua…, el sudor corría por todo mi cuerpo, la oscuridad no permitía visualizar al menos algún destello de luz, la noche avanzaba y con ella un caudal inagotable, que sellaría definitivamente nuestros sueños, y por ende nuestra existencia, llegaban, vagamente a mi memoria, algunos momentos desagradables ocurridos en  días pasados, que retumbaban de manera ensordecedora en mis entrañas, me sentía aturdido, desesperado, sin fuerza, solo a la espera del fin, pero de manera sorprendente, afloró rápidamente algo extraño  en mi cerebro y pude recordar, aunque con claridad muy difusa,  que ya teníamos casi tres meses sin recibir agua por las tuberías y algo inesperado había sucedido, ¡…coño, estaba llegando el agua ¡,y además se había ido la luz,  eran como  las 2 y 45 de la madrugada, y justo a esa hora, logré despertar sobresaltado, y al poner los pies en el piso, sentí como el agua cubría parte de mis tobillos…,  por descuido, o por simples pendejadas de un silvestre y común mortal,  yo había   dejado los grifos abiertos y la casa se me había inundado de cabo a rabo, hasta el cuarto de los peroles recibió su dosis de H2O, eso fue la locura, y confieso, sin una pizca de pena, que el único culpable era yo, pero en la penumbra de esa oscura y vergonzosa noche,  lograba visualizar la papelera estampada de mi baño, navegando cual velero en plena tormenta,  las cholas de plástico, una de ellas cocida con un pedazo de alambre, así como el tapabocas con la cara del guasón, que no sé por qué carrizo había caído al suelo, flotaban en el cuarto cual episodio final  de la célebre película “Titanic”, aunque ya despierto, o medio despierto, o casi dormido aun,  y viviendo aquella cruda realidad, les juro que la confusión reinaba en mí,  y al final no sabía con exactitud si abuchear a Hidrocapital, aunque fuera sutilmente, o felicitarlo y celebrar, cual recibimiento del año nuevo, la llegada inesperada del agua, después de tres largos y desesperantes meses. He dicho.  

 

PD: confieso en esta post data, que los hechos narrados, en lo que pudiéramos llamar “esta pequeña e incipiente esquela”, son sin duda, producto de lo que algunos eruditos en la materia,  han definido como  “La Cuarentena”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario