sábado, 11 de enero de 2020

AQUEL 30 DE AGOSTO EN CHARALLAVE







LA HISTORIA POCO CONTADA 

 

 “ AQUEL 30 DE AGOSTO   “

EN EL CHARALLAVE DE ANTAÑO

 

 

POR . JUAN QUINTANA 

 

 

Esta es parte de la historia más sencilla de nuestro pueblo , la cotidianidad de aquel hermoso pueblo de calles empolvadas , de aquel pueblo apacible con gente amable ...... de aquel Charallave  con sus costumbres , tradiciones , personajes populares , anécdotas  , leyendas  y su  historia…..y en el “ ADOBE PUEBLO DE ANTAÑO “  mantenemos aún vivo el recuerdo de esa hermosa historia , “DE LA  HISTORIA   POCO CONTADA” como la de “ aquel 30 de agosto  en  el  Charallave de antaño “ ……

 

Al despuntar el alba de aquel 30 de agosto, un intenso repique de campanas nos anunciaba que estábamos  en presencia del día central de la fiestas en honor a Santa Rosa de Lima, del día mas importante para los habitantes de aquel viejo Charallave, desde tempranas horas de la mañana feligreses de todo el pueblo comenzaban a llegar a la plaza Bolívar, luciendo sus estrenos comprados en  “ La Nueva Roma” o quizás en “La Nueva Tienda”  de Jesús Fernando Pérez, por su parte,  La Banda Sacra  integrada por los músicos del pueblo: Eulogio y Moisés Serrano, Gustavo Farrera, Gerardo Meza, Rivas, el Chino Silva,  Guillermo y Aquiles Figuera, Francisco José Higuera entre otros, estaban a la espera para acompañar en procesión a la imagen de Santa Rosa, y posteriormente deleitar al público con una sabrosa retreta que con seguridad comenzaría con un contagioso pasodoble que invitaba a los visitantes a echar un pie.

 

  Mientras tanto, ya con sus “ tarantines montados” dándole un sabor inconfundible a pueblo, estaban Luis Higuera “El Cotufero”, Felicia la manisera, “Mercé” con sus refrescantes raspados, Simón el parrillero, Salvador Pacheco “Cámara” con sus deliciosas “lapas“ acompañada de un vaso de Kool Aid, además ventas de arepitas dulces y tizana, chicha criolla y carato de maíz, es decir,  ya la mesa estaba servida para celebrar en grande, el día central de las fiestas en honor a Santa Rosa de Lima.

 

  Cuatro o cinco meses antes, La Junta Comunal de Charallave, mediante un acuerdo publico nombraba a la Junta Organizadora de las fiestas patronales,  y comenzaba una recaudación de dinero entre el pequeño comercio que existía: las pulperías, los mataderos, las quincallas, las tiendas y las familias más pudientes de Charallave, además, se hacían las verbenas y tómbolas en el Club Social Urdaneta, en el Club El Campito y el Club Canario, y con ese dinero cubrir, entre otras cosas , el traje de la Reina de las fiestas, que por cierto era elegida con un mes de anticipación, el pago de los grupos y orquestas musicales, los juegos tradicionales en diferentes barriadas del pueblo (piñatas, palo encebado, cochino cubierto de grasa, el sartén ahumado, el huevo y la cucharilla, y carreras de saco, pero adicional a esto,  se cubría parte de los gastos de la procesión, es decir, flores, velas y la música sacra, y por supuesto el pago del ganado para las tradicionales “tardes de toros coleados”, es decir, la Municipalidad como tal, no asumía los gastos de las fiestas, sino que de acuerdo a su presupuesto y posibilidades económicas, colaboraba con algunos gastos.

 

  Las fiestas comenzaban generalmente una semana antes y concluían una semana después del 30 de agosto, pero ya, el primero de agosto a las doce y un minuto de la madrugada, La Junta de las fiestas y el pueblo en su mayoría, recorrían en una gran caravana,  las diferentes calles al ritmo del grupo de música antañona en una sabrosa retreta que duraba hasta el amanecer, y ahí se disponían a repartir y a colocar en diferentes paredes de negocios y casas el tradicional “Programa de las fiestas patronales”, resaltando por supuesto, la misa y procesión de Santa Rosa y el esperado baile con la orquesta más popular de Venezuela “La Billos Caracas Boys “ .

 

  Las improvisadas mangas o talanqueras de bambú y guatacaro en diferentes calles del pueblo, como en la Calle Real,  en La Calle Miranda, El Pueblo Abajo, o  en La Calle La Estación, representaban el escenario ideal para las famosas tardes de toros coleados, que comenzaban justo a las 3 de la tarde con el grito: “cacho a la manga” y finalizaban a más tardar a las 6 de la tarde… las  muchachas del pueblo confeccionaban con varias semanas de anticipación, los hermosos lazos y cintas  para colocárselos a los jinetes que lograran las mejores coleadas de la tarde,y por supuesto el  “Lazo de ganador”  se acompañaba  con  un fuerte abrazo  y un beso,  que muchas veces, y gracias a la acción de “cupido” culminaban en noviazgos pasajeros o permanentes.

 

 

 Llegaba así el 30 de agosto, el día esperado por todos, a las nueve de la mañana en el altozano de la iglesia,  los músicos de la banda pueblerina amenizaban durante una hora con los tradicionales valses, guarachas, merengues y pasodobles hasta las diez de la mañana, hora en la cual se daba inicio a la santa misa en honor a nuestra Virgen, con la presencia del Presidente y demás miembros  de la Junta Comunal, los integrantes de la Junta Organizadora de las fiestas, el Cura párroco, y por supuesto con el sermón a cargo del Sr Obispo en el viejo pulpito.

 

 A las doce del mediodía se daba inicio a la sesión solemne, y la lectura de la pieza oratoria a cargo del orador designado por la Junta Comunal, y concluía así el acto protocolar con la presentación de un grupo musical de la época en el altozano de la iglesia.

 A  las 3  de la tarde de ese mismo 30 de agosto, se realizaban de manera casi simultánea, una jornada  de toros coleados, el campeonato de bolas criollas, el encuentro de béisbol con la selección de Charallave y un equipo de Caracas, el Maratón en honor a Santa Rosa y  la tradicional carrera de bicicletas.

 

 La noche  de ese 30 de agosto, la Vieja Plaza Bolívar se vestía de gala, a la espera de la procesión de Santa Rosa de Lima,  esa  misma Plaza Bolívar que veía pasar insistentemente a las hermosas mocetonas dando vueltas y vueltas, a la espera de un “piropo” de uno de esos patiquines enamorados, la Misa comenzaba a las 6 y ya a las 7 de la noche salía la procesión,

encabezada en primer término, por el Cura del pueblo, acompañado de los monaguillos, luego le seguían los organizadores de las fiestas, más atrás dos filas bien ordenaditas: una fila de  hombres alumbrando a la Virgen  con el jefe civil y el presidente de la Junta Comunal  a la cabeza, y otra fila de mujeres, representada por “La Sociedad de Las Hijas de María” y posteriormente siguiendo a la virgen  estaba toda la feligresía.

 

  A las 9 de la noche la contagiante música popular no se hacía esperar, con la presentación de grupos musicales del pueblo como la Sonora Miranda, el grupo Chara , “Los Zapatos Blancos“ de los hermanos Otamendi, amenizando las fiestas en honor a Santa Rosa de Lima,  y finalmente el baile de gala con la orquesta más popular de Venezuela “ La Billos Caracas Boys” en el Club El Campito o en El Club El Canario de Charallave.

 

 

  Así transcurría la celebración de las fiestas en honor a Santa Rosa de Lima en el Charallave de aquellos tiempos, en aquel Charallave de antaño, por suerte parte de esas tradiciones y costumbres aún se mantienen, gracias a la perseverancia de la gente de Charallave, del apoyo incondicional de los gobernantes de turno, y  de la constancia de nuestras familias por conservar lo nuestro,  otras tradiciones y costumbres,  por desgracia, ya desaparecieron y pasaran a formar parte  de esa HISTORIA POCO CONTADA DE AQUEL CHARALLAVE DE ANTAÑO.

 

 

 

 

 





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