sábado, 11 de enero de 2020

EL BOTALON...UNA CARCEL PARA ANIMALES




LA HISTORIA POCO CONTADA 

 

“ EL BOTALON “

“UNA CARCEL PARA ANIMALES “   

 

POR . JUAN QUINTANA 

 

 

  Esta es parte de la historia más sencilla de nuestro pueblo, la cotidianidad de aquel hermoso pueblo de calles empolvadas, de aquel pueblo apacible con gente amable, de aquel Charallave,  con sus costumbres, tradiciones, personajes populares, anécdotas, leyendas,  y su  historia, y en el “Adobe Pueblo de Antaño“ mantenemos aún vivo el recuerdo de esa hermosa historia, “de la  historia   poco contada” como la del “Botalón” en la calle Independencia de Charallave.

 

 Muchos son los lugares de aquel Charallave de antaño, que guardan infinitos recuerdos, recuerdos que a muchos colman de nostalgia y a otros de alegría,  y uno de esos lugares, sin duda alguna, era “El Botalón”, una especie de corral grande, muy grande, cercado por los cuatro costados, y con algunas siembras de gamelote, “El Botalón” era el lugar donde arrestaban a las bestias, es decir, a los burros o a los caballos que eran agarrados infraganti comiéndose el pasto de algún corral ajeno, o destrozando las plantas de la Plaza Bolívar,  o bien fuera cometiendo algún acto inmoral (de esos que Uds. conocen) a la luz pública, delante de mujeres , niños y viejitos, bien, el guardián de turno o policía de punto, que era aquel policía que se apostaba en algún lugar determinado de la Plaza Bolívar o  en las cercanías de la Calle Real, esperando que algún irregular se resbalara para montarle las esposas encima, y llevarlo a la jefatura civil, además de esa función, es decir, de velar por el orden público, el policía o “el rolito”, también se encargaba de aprehender a las bestias que estuvieran cometiendo actos irregulares, y las encerraba en “El Botalón“, bien, las bestias, es decir, los burros, burras, yeguas o caballos, al ser encontrados en plena flagrancia, eran encerradas en “El Botalón” hasta que llegara su dueño, y se hiciera responsable de los daños ocasionados por su animal, y si a las 72 horas de haber detenido al animal, el dueño no se presentaba en la jefatura civil, el mismo Jefe Civil le ordenaba a una comisión, integrada por el alguacil y dos policías, para que fueran a la casa del susodicho y  pagara los daños, y además pagara una multa de “un peso” que para la época representaba cuatro bolívares, (un peso era una moneda imaginaria que equivalía a 4 bolívares), en caso de que las bestias no tuvieran dueño, es decir, que fueran animales realengos, el Jefe Civil podía disponer de los mismos, los mandaba a soltar por las sabanas, se los asignaba a alguna familia del pueblo, o por qué no, hasta podía quedarse con ellas, pero lo cierto del caso, es que aquí en Charallave, existía ese lugar, muy pintoresco por cierto,  llamado “El Botalón”, donde encerraban a los animales que se comían la grama de la Plaza Bolívar, o cometían algún acto inmoral en plena Calle Real de Charallave…, pero así como “El Botalón” en la Calle Independencia, son muchos los lugares y personajes, que forman parte de esa historia muy sencilla, de nuestra historia cotidiana, de esa historia poco contada de aquel Charallave que nos dejó un recuerdo en cada esquina.

 

FUENTE ORIGINAL:

DON AQUILES FIGUERA (+)

 

 

 

 




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