sábado, 11 de enero de 2020

CEMENTERIO INDIGENA EN PITAHAYA CHARALLAVE








LA HISTORIA POCO CONTADA

HALLAZGO DE UN CEMENTERIO

INDÍGENA EN PITAHAYA.

 

POR: JUAN QUINTANA 

 

 

   Para la década de los años 50, en una  Venezuela  que apenas contaba con aproximadamente 5 millones de habitantes,  el boom musical caribeño se afianzaba de manera significativa,  con la presentación de innumerables cantantes y bailarines de la época, Celia Cruz, Beni More, Daniel Santos, Dámaso Pérez Prado, La Tongolele, Amalia Aguilar, entre otros, por supuesto, alternando con la inmensa  cantidad de coterráneos venezolanos, que marcaron huellas en la época de oro de la música popular…, estas producciones discográficas de RCA Víctor, tanto en “Lp 33 ½ revoluciones”, como en “45 revoluciones”, la gente del pueblo las podía comprar en el “Almacén americano”, en Caracas, entre la esquina de Pajaritos y esquina de La Palma, y sin duda, tenían un apoyo en los diversos programas de radio como el de Víctor Saume, en Radio Caracas Radio,  “bingo alas”, como el programa “Eslabones de oro de radio cultura”, además, de los principales teatros del país.

 

 Venezuela, como consecuencia de la muerte de Carlos  Delgado Chalbaud, era gobernada por una junta de gobierno presidida por el Dr. German Suarez Flamerich, y los coroneles Luis Felipe Llovera y Marcos Pérez Jiménez, que concluyó con  el derrocamiento de este último en el año 1958.

 

   Entre los habitantes venezolanos, el cigarrillo “Lido”  se afianzaba como el líder en ventas, compitiendo con marcas nacionales  e importadas,  gracias a su campaña publicitaria que logro impactar de manera significativa a los habitantes de aquella época …, ¿cuál es la consigna?….”pido Lido”, con un costo de solo 1 bs por cajetilla.

  Las amas de casa, para esa época de la década de los años 50, comenzaban a utilizar el novedosísimo polvo para lavar “Ace”,  fabricado en   Venezuela por la Proter  and Gamble, desde el año 1947, y fue tanta su influencia en la población en general, que hasta la época actual, aun se le sigue llamando “Ace“  a cualquier polvo para lavar, independientemente de su marca, es decir, aun la gente pide una caja de Ace sin importar su marca.

 

   Aquí en nuestro pueblo, el 30 de agosto del año 1950, hace ya casi siete décadas, precisamente cuando se celebraba en Charallave las fiestas en honor a Santa Rosa de Lima, un invierno copioso e inesperado, sorprendía a los habitantes de aquel pintoresco pueblo, las aguas sobrepasaban las riveras de la cristalina quebrada de Charallave, la misma quebrada que según la tradición popular, contenía poderes curativos, a tal punto, que millares de visitantes tomaban de esa agua, para curarse de algunas enfermedades estomacales…, aquella quebrada de Charallave, que cercana al naciente, allá arriba, en las inmediaciones de  Cayuya, Las Cortinas, y Los Peñones, mostraba a propios y extraños, un lugar atractivo, donde los mocetones de la época, se zambullían una y otra vez, a la espera de un suculento sancocho de gallina, que seguramente sería acompañado por una refrescante y no menos deliciosa guarapita de parchita, o de guayaba, al mejor estilo de su máximo representante en Charallave, José Antonio Méndez…,esa misma quebrada, añorada por muchos de nosotros, erosionó profundamente en el lugar denominado pitahaya, al sur de la población,  y logró que aflorara una enorme urna de barro, que reposaba sobre cuatro estantes o pilares de cerámica muy bien dibujados…, este hecho sin duda alguna, conmocionó a los pocos habitantes de aquel Charallave de antaño, ya que la urna de barro contenía, nada más y nada menos, que restos indígenas de la época precolombina, es decir, que estábamos en presencia de un cementerio indígena, en el caserío denominado pitahaya…, Luis Camero Lima, quizas uno de los más fervientes  recopiladores de la historia cotidiana  de Charallave, además de ser el primer corresponsal de provincia del diario El Nacional, carnet número  1,  del 6 de noviembre de 1944,  firmado por el director del diario El Nacional para esa época, Antonio Arraiz, personaje muy querido y apreciado en Charallave, no vaciló en darle la importancia que merecía el hecho, y de inmediato trajo a Charallave al profesor Krusell, arqueólogo de la ciudad de  Fráncfort, Alemania,  quien residía desde hacía algún tiempo en caracas, luego de un estudio minucioso, el arqueólogo Krusell, confirmó que efectivamente, estábamos en presencia de un cementerio indígena, de la época precolombina, en el lugar denominado Pitahaya,  quizas, y de manera lamentable, no se le dio,  por parte de la población en general, la importancia necesaria que merecía tal acontecimiento, ya que  sin duda este hallazgo, representaba  quizás, el inicio de una cadena ancestral, de la cual provenían  nuestros habitantes, y  sería un tema “obligado” en la búsqueda de nuestras raíces.

 

 Estos restos indígenas, hoy día, de acuerdo a informaciones del propio Luis Camero Lima, reposan en el Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Caracas, y pasarán a formar parte, de esa historia poco contada de aquel Charallave de antaño. 

 

 

FUENTE ORIGINAL: LUIS CAMERO LIMA

 

 

 

 

 

 

 







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