LA HISTORIA POCO
CONTADA
“MADRE FELICIDAD DE LOS POBRES“
UNA
OBRA OLVIDADA EN EL TIEMPO
POR
. JUAN QUINTANA
Esta es parte de la historia más sencilla de
nuestro pueblo, la cotidianidad de aquel hermoso pueblo de calles empolvadas,
de aquel pueblo apacible con gente amable, de aquel Charallave con sus costumbres, tradiciones, personajes
populares, anécdotas, leyendas y su historia, y en el “ADOBE PUEBLO DE ANTAÑO“ mantenemos aún vivo el recuerdo de esa
hermosa historia, “de la historia poco contada”, como la de “ La Madre Felicidad De Los
Pobres”, una mujer entregada por completo a servir a los más
necesitados, con verdadera devoción y abnegación, y cuya obra
tristemente ha sido olvidada a lo largo del tiempo.
Carúpano vio nacer a esta extraordinaria mujer
que soñó a lo largo de su infancia y juventud, entregarse en cuerpo y alma, y servir a Dios de una manera totalmente diferente, su
ilusión era la de ser Monja, pero por circunstancias de la vida no fue así, Felicidad
Antonia Ferrer González vio desvanecer sus sueños, pero quizás solo por algún tiempo
ya que el propio Creador la había destinado a cumplir una misión pero desde
otra posición a través de “Las Madres de
la Caridad”.
Felicidad se casa por primera vez con Jesús
Machín, de cuya unión matrimonial nacen Haydee, Sonia y Deisy, luego en
segundas nupcias con Mario Libelis, este último, por cuestiones del destino,
también tuvo como esperanza de vida y
servicio, ser sacerdote, pero al igual que su esposa Felicidad, Dios quiso que
le sirviera también pero de otra manera.
Era el año 1956, transcurrían así los días
cercanos a las Fiestas Patronales de Charallave, aquel pueblo tranquilo y laborioso cuya cercanía a
la Capital lo colocaban en un sitial preferencial en cuanto a la venta de diferentes
rubros alimenticios, en un año que
finalizaba colocando a Venezuela como la primera potencia económica de América
Latina y la primera en crecimiento económico en el mundo entero, al punto que 1
bolívar venezolano era equivalente a 1,75 dólares americanos, pero políticamente
el país comenzaba a verse algo convulsionado, ya que la Seguridad Nacional,
dirigida por Pedro Estrada, arremetía
con fuerza, intensificaba las persecuciones políticas, y se disponía a develar
varios planes para asesinar al dictador Marcos Pérez Jiménez .
En ese mismo año 1956, justo un lunes 13 de
Agosto, ”La Madre Felicidad de los
pobres”, llamada así hasta el final de
sus días, inicia formalmente su obra en
la calle el Placer de Charallave, en una vieja
casa alquilada, y que
posteriormente le comprara a su dueña Doña
María Ifigenia Arocha de Luna, con un dinero producto de un premio gordo
de lotería (un quintico), marcado con el número 48, la casa estaba ubicada en el mismo lugar que hoy ocupa el Colegio
Privado Nuestros Símbolos, ahí atendió, durante más de cuatro décadas, a decenas
de ancianos necesitados, que venían de varias poblaciones de los Valles del Tuy
y de la capital de la república, en lo que se conoció durante ese tiempo como
“Fundación Hogares La Felicidad de los Pobres“, institución sin fines de lucro
que recibió el beneplácito de mandatarios locales, regionales y nacionales;
pero a la par de esta actividad en la cual, sin duda alguna, entregaba todo su
ser al servicio de los humildes ancianos,
la Madre Felicidad de los pobres viajaba constantemente a la ciudad de Guanare,
en las cercanías del Santuario de la Virgen de Coromoto, lugar
donde ella había instalado en un ranchón de bahareque, una escuelita
rural en la cual atendían a los hijos de
los indígenas del Estado Portuguesa, impartiendo no solo la enseñanza de la
lectura y la escritura, sino además, el conocimiento de la Biblia y la fe
religiosa.
Muchos de nuestros coterráneos dan fe inequívoca
de la misión que Dios había encomendado a la Madre Felicidad de los pobres,
Alida de Guardia a quien la Madre Felicidad
había criado desde la edad de 8 años, y Luis Guardia, quien desde niño comenzó
a trabajar en “Los Hogares Felicidad de los pobres“, son sin duda alguna testigos
fieles de la lucha constante, de la perseverancia, de la dedicación y del amor
que profesaba La Madre Felicidad de los pobres a los ancianos, que por
diferentes circunstancias de la vida, estaban albergados quizás hasta el final
de sus días en ese lugar lleno de paz, de amor, de tranquilidad, pero sobre
todo lleno de felicidad, allí, todos los ancianos, sin importar su religión, su
raza, su condición social o económica, compartían en familia de lo poco o mucho
que le brindaba el lugar, recordamos de manera muy grata, a quienes fueron
considerados “los viejitos consentidos” de La Madre Felicidad de los pobres, “Nicasio
y Rosita”, quienes en sus ratos libres
paseaban a lo largo de todo el pueblo en su silla de ruedas, para regresar al
final de la tarde y seguir compartiendo con el resto de sus compañeros, Rosita
muere finalmente en la ciudad de Valencia, mientras que Nicasio fallece en la
sede del ancianato de la Mata.
En una de las visitas que hicimos con la Agrupación
Juvenil Cultural Rescate a finales de la década de los años 70, para llevarles a nuestros viejitos momentos
de alegría, con cuenta cuentos, música cañonera, obras de teatro, comidas y
bebidas, fuimos sorprendidos por la Madre Felicidad de los pobres cuando ya al
final de la jornada, y agradeciendo el gesto de la agrupación Rescate, nos
lleva hasta su habitación personal, la cual compartía con muchos viejitos y nos
muestra justo debajo de su enorme cama, un gran orificio en el piso, y nos dijo
con su clara y recia voz, y con una expresión muy característica de una persona
con mucho temple, que ella le había pedido a sus familiares que al morir fuese
enterrada en esa fosa, ubicada justo debajo de su cama, para estar siempre
acompañada de los viejitos a quienes había dedicado toda su existencia, pero
las circunstancias de la vida fueron otras, la
naturaleza enfurecida en un
invierno copioso, que comenzó desde primeras horas de la mañana de aquel
domingo 5 de julio de 1981, en víspera de la celebración más grande que hemos
tenido e nuestro pueblo, como fue el tricentenario de Charallave, cambió
definitivamente los planes que tenía La Madre Felicidad de los pobres, en el
ocaso de ese mismo domingo, una enorme y sorpresiva crecida de la quebrada de Charallave,
puso en riesgo no solo la vida de decenas de ancianos albergados allí, sino además
la propia vida de La Madre Felicidad de los pobres, la angustia, el pánico y la
desesperanza, marcaron ese fatídico día para los habitantes de Charallave y en
especial a los moradores del Placer, La Chivera, El Campito y zonas cercanas a
la avenida Bolívar, el agua se impuso con su gran fuerza bravía, retomando su
cauce natural y llevando por delate todo lo que aparecía en su camino, muchos hogares
quedaron sin sus enceres, postes derribados, carros arrastrados por la fuerza
del agua, las plegarias y rezos de la población
pidiendo a gritos al creador que amainara la tempestad, y ante esta adversidad, la ayuda inmediata y solidaria, característico
del pueblo charallavense, no se hizo esperar, la gente del pueblo sin distingo de religión, clase social, o
partido político, se unió al entonces presidente del Concejo Municipal Lic. Guido
Bolívar, y coordinaron las acciones para devolverle al menos la tranquilidad a
los afectados de esa tragedia, los ancianos del hogar Madre Felicidad de los
pobres, e incluso muchas otras personas
afectadas por la terrible situación, fueron
reubicados de manera temporal en el colegio Teresa de Bolívar, lugar en el que
se le brindó toda la atención necesaria.
En el año 1993, en la misma casa vieja que
ella había adquirido para ejercer la misión que Dios le había encomendado, a través
de su “obra de vida“, muere Felicidad Antonia Ferrer González, y sus restos, contrario a lo que ella había
pedido, reposan en el viejo cementerio de Charallave.
Pasado un poco más de
una década, y quizás por temor a que se
repitieran los hechos
ocurridos aquel domingo 5 de julio de 1981, la decisión de la “Fundación
Hogares Felicidad de los pobres“ fue
trasladar el ancianato hasta las inmediaciones de la Mata, para continuar con
la obra de La Madre Felicidad de los pobres, lo demás ya es historia.
La Madre Felicidad de los pobres, tal y como a
ella le gustaba que le llamaran, aquella abnegada servidora de Dios, la que con
ejemplo de desprendimiento por lo material, de su apego a lo divino y celestial,
del amor infinito al prójimo, que profesaba a diario sin ambigüedades, y manifestado además en la creación
de su partido político independiente
llamado “ A.M.O.R.”, deja una huella imborrable en el corazón de cada
uno de los viejitos a los cuales ella les dio su cariño y su amor infinito, aunque sus restos no reposan hoy en aquella
fosa ubicada justo debajo de su cama, en el viejo ancianato de la calle el Placer,
sus recuerdos y su legado aún viven y se
mantienen en la mente y en los corazones de quienes tuvimos la dicha de conocerla
y compartir con ella.
Hoy, sin duda alguna,
Felicidad Antonia Ferrer González, es muestra inequívoca de un ser humano con
una verdadera y clara devoción de servicio para con los más necesitados,
su obra tristemente ha sido olvidada,
pero estoy convencido que pasará a formar parte de esa Historia Poco Contada, de
aquel Charallave de antaño que dejo un recuerdo en cada esquina.
FUENTE ORIGINAL:
ALIDA DE GUARDIA.
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