sábado, 11 de enero de 2020

MADRE FELICIDAD DE LOS POBRES DE CHARALLAVE







LA HISTORIA POCO CONTADA 

 

“MADRE FELICIDAD DE LOS POBRES“

UNA OBRA OLVIDADA EN EL TIEMPO  

 

POR . JUAN QUINTANA 

 

 

Esta es parte de la historia más sencilla de nuestro pueblo, la cotidianidad de aquel hermoso pueblo de calles empolvadas, de aquel pueblo apacible con gente amable, de aquel Charallave  con sus costumbres, tradiciones, personajes populares, anécdotas, leyendas  y su  historia, y en el “ADOBE PUEBLO DE ANTAÑO“  mantenemos aún vivo el recuerdo de esa hermosa historia, “de la  historia   poco contada”, como la de “ La Madre Felicidad De Los Pobres”,  una mujer  entregada por completo a servir a los más necesitados, con verdadera devoción y abnegación, y  cuya obra  tristemente ha sido olvidada a lo largo del tiempo.

 

 Carúpano vio nacer a esta extraordinaria mujer que soñó a lo largo de su infancia y juventud, entregarse en cuerpo y alma,  y servir a Dios  de una manera totalmente diferente, su ilusión era la de ser Monja, pero por circunstancias de la vida no fue así, Felicidad Antonia Ferrer González vio desvanecer sus sueños, pero quizás solo por algún tiempo ya que el propio Creador la había destinado a cumplir una misión pero desde otra posición  a través de “Las Madres de la Caridad”.

 

 Felicidad se casa por primera vez con Jesús Machín, de cuya unión  matrimonial  nacen Haydee, Sonia y Deisy, luego en segundas nupcias con Mario Libelis, este último, por cuestiones del destino, también tuvo como  esperanza de vida y servicio, ser sacerdote, pero al igual que su esposa Felicidad, Dios quiso que le sirviera también pero  de otra manera.

 

  Era el año 1956, transcurrían así los días cercanos a las Fiestas Patronales de Charallave, aquel  pueblo tranquilo y laborioso cuya cercanía a la Capital lo colocaban en un sitial preferencial en cuanto a la venta de diferentes rubros alimenticios,  en un año que finalizaba colocando a Venezuela como la primera potencia económica de América Latina y la primera en crecimiento económico en el mundo entero, al punto que 1 bolívar venezolano era equivalente a 1,75 dólares americanos, pero políticamente el país comenzaba a verse algo convulsionado, ya que la Seguridad Nacional, dirigida por Pedro Estrada,  arremetía con fuerza, intensificaba las persecuciones políticas, y se disponía a develar varios planes para asesinar al dictador Marcos Pérez Jiménez .

 

  En ese mismo año 1956, justo un lunes 13 de Agosto, ”La  Madre Felicidad de los pobres”,  llamada así hasta el final de sus días,  inicia formalmente su obra en la calle el Placer de Charallave, en una vieja  casa alquilada, y  que posteriormente le comprara a su dueña Doña  María Ifigenia Arocha de Luna, con un dinero producto de un premio gordo de lotería (un quintico), marcado con el número 48, la casa estaba ubicada  en el mismo lugar que hoy ocupa el Colegio Privado Nuestros Símbolos, ahí atendió, durante más de cuatro décadas, a decenas de ancianos necesitados, que venían de varias poblaciones de los Valles del Tuy y de la capital de la república, en lo que se conoció durante ese tiempo como “Fundación Hogares La Felicidad de los Pobres“, institución sin fines de lucro que recibió el beneplácito de mandatarios locales, regionales y nacionales; pero a la par de esta actividad en la cual, sin duda alguna, entregaba todo su ser  al servicio de los humildes ancianos, la Madre Felicidad de los pobres viajaba constantemente a la ciudad de Guanare, en las cercanías del Santuario de la Virgen de Coromoto,  lugar  donde ella había instalado en un ranchón de bahareque, una escuelita rural en la cual atendían a los hijos  de los indígenas del Estado Portuguesa, impartiendo no solo la enseñanza de la lectura y la escritura, sino además, el conocimiento de la Biblia y la fe religiosa.

 

  Muchos de nuestros coterráneos dan fe inequívoca de la misión que Dios había encomendado a la Madre Felicidad de los pobres, Alida de Guardia a quien la  Madre Felicidad había criado desde la edad de 8 años, y Luis Guardia, quien desde niño comenzó a trabajar en “Los Hogares Felicidad de los pobres“, son sin duda alguna testigos fieles de la lucha constante, de la perseverancia, de la dedicación y del amor que profesaba La Madre Felicidad de los pobres a los ancianos, que por diferentes circunstancias de la vida, estaban albergados quizás hasta el final de sus días en ese lugar lleno de paz, de amor, de tranquilidad, pero sobre todo lleno de felicidad, allí, todos los ancianos, sin importar su religión, su raza, su condición social o económica, compartían en familia de lo poco o mucho que le brindaba el lugar, recordamos de manera muy grata, a quienes fueron considerados “los viejitos consentidos” de La Madre Felicidad de los pobres, “Nicasio y Rosita”,  quienes en sus ratos libres paseaban a lo largo de todo el pueblo en su silla de ruedas, para regresar al final de la tarde y seguir compartiendo con el resto de sus compañeros, Rosita muere finalmente en la ciudad de Valencia, mientras que Nicasio fallece en la sede del ancianato de la Mata.

 

  En una de las visitas que hicimos con la Agrupación Juvenil Cultural Rescate a finales de la década de los años 70,  para llevarles a nuestros viejitos momentos de alegría, con cuenta cuentos, música cañonera, obras de teatro, comidas y bebidas, fuimos sorprendidos por la Madre Felicidad de los pobres cuando ya al final de la jornada, y agradeciendo el gesto de la agrupación Rescate, nos lleva hasta su habitación personal, la cual compartía con muchos viejitos y nos muestra justo debajo de su enorme cama, un gran orificio en el piso, y nos dijo con su clara y recia voz, y con una expresión muy característica de una persona con mucho temple, que ella le había pedido a sus familiares que al morir fuese enterrada en esa fosa, ubicada justo debajo de su cama, para estar siempre acompañada de los viejitos a quienes había dedicado toda su existencia, pero las circunstancias de la vida fueron otras, la  naturaleza enfurecida  en un invierno copioso, que comenzó desde primeras horas de la mañana de aquel domingo 5 de julio de 1981, en víspera de la celebración más grande que hemos tenido e nuestro pueblo, como fue el tricentenario de Charallave, cambió definitivamente los planes que tenía La Madre Felicidad de los pobres, en el ocaso de ese mismo domingo, una enorme y sorpresiva crecida de la quebrada de Charallave, puso en riesgo no solo la vida de decenas de ancianos albergados allí, sino además la propia vida de La Madre Felicidad de los pobres, la angustia, el pánico y la desesperanza, marcaron ese fatídico día para los habitantes de Charallave y en especial a los moradores del Placer, La Chivera, El Campito y zonas cercanas a la avenida Bolívar, el agua se impuso con su gran fuerza bravía, retomando su cauce natural y llevando por delate todo lo que aparecía en su camino, muchos hogares quedaron sin sus enceres, postes derribados, carros arrastrados por la fuerza del agua, las plegarias  y rezos de la población pidiendo a gritos al creador que amainara la tempestad,  y ante esta adversidad,  la ayuda inmediata y solidaria, característico del pueblo charallavense, no se hizo esperar, la gente del pueblo  sin distingo de religión, clase social, o partido político, se unió al entonces presidente del Concejo Municipal Lic. Guido Bolívar, y coordinaron las acciones para devolverle al menos la tranquilidad a los afectados de esa tragedia, los ancianos del hogar Madre Felicidad de los pobres, e incluso  muchas otras personas afectadas  por la terrible situación, fueron reubicados de manera temporal en el colegio Teresa de Bolívar, lugar en el que se le brindó toda la atención necesaria.

 

  En el año 1993, en la misma casa vieja que ella había adquirido para ejercer la misión que Dios le había encomendado, a través de su “obra de vida“, muere Felicidad Antonia Ferrer González,  y sus restos, contrario a lo que ella había pedido, reposan en el viejo cementerio de Charallave.

Pasado un poco más de una década,  y quizás por temor a que se repitieran  los  hechos  ocurridos aquel domingo 5 de julio de 1981, la decisión de la “Fundación Hogares Felicidad de los pobres“  fue trasladar el ancianato hasta las inmediaciones de la Mata, para continuar con la obra de La Madre Felicidad de los pobres, lo demás ya es historia.

 

 

 La Madre Felicidad de los pobres, tal y como a ella le gustaba que le llamaran,  aquella  abnegada servidora de Dios, la que con ejemplo de desprendimiento por lo material, de su apego a lo divino y celestial, del amor infinito al prójimo, que profesaba a diario  sin ambigüedades, y manifestado además en la creación de su partido político independiente  llamado “ A.M.O.R.”, deja una huella imborrable en el corazón de cada uno de los viejitos a los cuales ella les dio su cariño y su amor infinito,  aunque sus restos no reposan hoy en aquella fosa ubicada justo debajo de su cama, en el viejo ancianato de la calle el Placer, sus recuerdos y  su legado aún viven y se mantienen en la mente y en los corazones de quienes tuvimos la dicha de conocerla y compartir con ella.

 

Hoy, sin duda alguna, Felicidad Antonia Ferrer González, es muestra inequívoca de un ser  humano con  una verdadera y clara devoción de servicio para con los más necesitados, su  obra tristemente ha sido olvidada, pero estoy convencido que pasará a formar parte de esa Historia Poco Contada, de aquel Charallave de antaño que dejo un recuerdo en cada esquina.

 

 

FUENTE ORIGINAL:

ALIDA DE GUARDIA.       







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