lunes, 13 de enero de 2020

JAVIER BOLIVAR ..." EL ULTIMO CONUQUERO " ....SE LO LLEVO EL ENCANTO DE LA MONTAÑA



LA HISTORIA POCO CONTADA

             “AL ÚLTIMO CONUQUERO SE LO LLEVÓ

 EL ENCANTO DE LA MONTAÑA”

 

POR: JUAN QUINTANA.

 

 Su recorrido era el mismo, de Lunes a Lunes desde que apenas era un joven, para él lo cotidiano se hizo más que una costumbre, una forma de creer en la vida…, desde su humilde ranchón en El Templete, hasta el cerro Los Monos, en las cercanías de la hacienda La Ceiba, de la familia Robles, allá, en el naciente, donde los primeros rayos del sol le daban la bienvenida cada día, para dar inicio a su acostumbrada y rutinaria faena agrícola…,  puntual a la hora de llegar y a la hora de salir, aunque sin celular, sin reloj, sin jefe, sin nadie que le dijera cómo hacer su trabajo, solo la luna, el sol, la lluvia, el viento y su  instinto natural actuaban sobre él y sobre su único e inseparable compañero de trabajo, su burro…, pero pudiéramos imaginarnos, solo por un instante, esas interminables conversaciones entre Javier y su compañero de faenas, en la soledad de esa mágica y fértil tierra, hablando quizás de las bondades de la naturaleza, de todo lo maravilloso creado por Dios, de lo prodigiosa que era su tierra, quizás de su conuco, de su siembra y de su pronta cosecha, y luego del tiempo de norte para su habitual resiembra.

Ese era el viejo Javier Bolívar, El Último Conuquero de Charallave, tío del Hijo Ilustre de  nuestro pueblo, el siempre recordado Flores Bolívar (Millonario)…, una madrugada cualquiera, como era ya su costumbre,  Javier salió como siempre, en compañía de su burro, desde El Templete hasta el cerro Los Monos, quizás a continuar tejiendo sueños desde su humilde conuco, pero como dato curioso, y tal vez envuelto en algún manto de misterio, Javier Bolívar desapareció para siempre y nunca más se supo de él; su búsqueda, durante más de un mes, definitivamente fue infructuosa, solo se pudo conseguir al burro, su amigo e inseparable compañero de trabajo, ¿pero, qué fuerza mayor pudo haberlo desaparecido de la tierra?, ¿por qué solo desaparece él y no su burro, o por qué no desaparecieron los dos?..., ¿algún misterio pudiera encerrar su desaparición?, pero pudimos conocer que la Sra. Crisóloga de Bolívar, madre de Flores Bolívar,  en su imaginario mundo, afirmaba  con  tono muy sereno, que a Javier se lo había llevado “el encanto de la montaña”, pero solo Dios tiene la respuesta exacta de esta historia poco contada de Javier Bolívar, “El Último Conuquero”,  un hombre de pueblo, como los hay en cualquier otro pueblo de Venezuela,  un hombre humilde y de poco hablar, un empírico agricultor que aprendió de las entrañas mismas de su tierra, un hombre que dedicó su vida a cultivar para el sustento de su familia, ese era Javier Bolívar, “El Último Conuquero de Charallave".

 



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