LA HISTORIA POCO
CONTADA
“BARBERIA LA CUEVA DEL SAPO“
“DE
AGAPITO LAGO”
POR
: JUAN QUINTANA
Esta es parte de la historia más sencilla de
nuestro pueblo, la cotidianidad de aquel hermoso pueblo de calles empolvadas,
de aquel pueblo apacible con gente amable, de aquel Charallave con sus costumbres, tradiciones, personajes
populares, anécdotas, leyendas, y su historia, y en el “Adobe pueblo de antaño“, mantenemos aún vivo el recuerdo de esa
hermosa historia, “de la historia poco contada” como la de “La barbería la cueva del sapo”, del siempre recordado “Agapito Lago”, uno de esos centenares inmigrantes que llegaron a Charallave, de distintos lugares del mundo, para formar una familia, forjar un destino
diferente, y dejar así
una huella en nuestro pueblo.
Agapito Lago nace en España, en 1910, las
primeras cuatro décadas de su vida, transcurren en su tierra natal, en un clima lleno de angustias y temores,
motivado por la inestabilidad política y los consecuentes conflictos a nivel
mundial.
En 1951, en compañía de su familia, decide,
al igual que otros tantos inmigrantes europeos, enrumbarse hacia Venezuela, en
busca de nuevos horizontes, nuevos caminos…, inicialmente su punto de llegada
fue la populosa parroquia de Antímano, donde se dedica a trabajar la construcción,
pero al poco tiempo decide establecerse en Charallave, y ejercer “la barbería”,
oficio este que había aprendido en su tierra natal.
El nombre comercial que le dio a su negocio
fue “Barbería la cueva del sapo”, nombre tomado del lugar donde estaba ubicada,
en la vieja calle real, de aquellos años 50, al lado de lo que es hoy el liceo José
Gregorio Hernández, conocido popularmente como el sector cueva del sapo, pero a pesar de llevar ese nombre, los
charallavenses la llamaban “La barbería de Agapito Lago“.
Pero
cuantas historias, cuantas leyendas, cuantos comentarios pueblerinos, y
cuantos personajes, transitaron una y mil veces por la barbería de este popular
hombre, que al igual que la mayoría de los barberos del país, usaba
la tradicional navaja importada, la cual sacaba su filo con una vieja
tira de cuero.
Ya para mediados de los años 50, cuando se
instala formalmente en charallave, Agapito Lago estaba a la altura de los mejores barberos del país,
haciendo el tradicional “corte cepillo”,
para los muchachos, que no era más
que el coco rapado y dejando cerca a la frente, un puño de cabello, que
simulaba justamente un cepillo, y ese corte costaba solo “una locha”, ojo, pero
no aceptaba muchachos con piojos, para los adultos no podía faltar el corte
tradicional, “bien rebajado”, y el modernísimo “corte francés”, ambos costaban un medio (25 cts. de bolívar),
y si el cliente solicitaba el corte de barba, bigote y patilla, Agapito cobraba
nada más y nada menos, que “tres lochas”
por el servicio completo, par supuesto, eso incluía la mojada del cabello
con la perilla italiana, el corte como
tal, y el peinado con brillantina
Palmolive, Glostora, o Brylcreen, y al finalizar, no podía faltar una buena
entalcada por el cuello, con el famoso talco
Europeo Calber, y por supuesto, para los que tenían problemas con la caída del cabello,
la recomendación de Agapito Lago era solo una: “hermano use Tricófero de Barry“.
La barbería de Agapito Lago, al igual que
muchos otros establecimientos de aquel
viejo pueblo, era lugar “obligado” para
las famosas tertulias sociales y deportivas, para los comentarios pueblerinos,
para los chismes, y hasta para las calumnias,
que hacían esos patiquines de la época, cuando comentaban, por ejemplo,
fulana se fue en la mañana con mengano para la quebrada, y regresaron
fue en la noche, o comentarios como este: ¿sabes la última?, la hija de misia
fulana, salió embarazada del capataz de
la hacienda, y la mandaron a temperar para los Teques, y por supuesto la barbería representaba el lugar perfecto para las críticas, de manera
clandestina, al régimen del general Marcos Pérez Jiménez.
En el año 1992, a la avanzada edad de 82 años,
fallece “Agapito Lago Suarez”, de “Profesión barbero”, tal como él mismo solía
decirlo, dejando con su partida, una ejemplar familia, su esposa y sus tres hijos: Isabel, Nicolasa y Ramón, este último,
siguiendo muy de cerca, con mucha rectitud y honestidad, los pasos y el oficio
de su padre, pero tristemente, con Agapito Lago, se fue también parte de
nuestras vivencias, y parte de nuestra historia cotidiana, pero aquí, en esta
hermosa tierra, quedó el recuerdo vivo, de un personaje que vino de otros , para
formar parte de nuestras vidas, de
nuestras anécdotas, de nuestros mitos y leyendas, y por supuesto de nuestra historia,
de esa historia poco contada, de aquel Charallave de antaño …
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