LA HISTORIA POCO
CONTADA
“LA POLVAREDA QUE SALVO A CHARALLAVE
AQUEL 20 DE
FEBRERO DE 1814 “
POR
. JUAN QUINTANA
Esta es
parte de la historia más sencilla de nuestro pueblo, la cotidianidad de aquel
hermoso pueblo de calles empolvadas, de aquel pueblo apacible con gente amable,
de aquel Charallave con sus costumbres,
tradiciones, personajes populares, anécdotas, leyendas y su
historia, y en el “Adobe pueblo de
antaño“ mantenemos aún vivo el recuerdo de esa hermosa historia, “de la
historia poco contada” como
la de “La polvareda que
salvó a Charallave aquel 20 de febrero de 1814“
Sin duda alguna que la sabiduría popular,
afianzada en la tradición oral, tienen un peso muy importante en la vida
cotidiana de los pueblos, esas leyendas, anécdotas o historias que se transmiten de boca en boca han dejado
una impronta insoslayable en la gente apacible de nuestro pueblo, y que aún se
siguen transmitiendo a las nuevas generaciones,
quizás con verdades reales, medias verdades, o solo producto de la imaginación, pero que en definitiva están allí y forman
parte de nuestras historias poco contadas.
Aquel 20 de febrero de 1814, el miedo y la
incertidumbre embargaron de manera sorprendente a nuestro pueblo, el pánico era
inevitable, la muerte venia galopando a caballo, y sin duda, acechaba a los
escasos 4000 pobladores que tenía Charallave para ese entonces, estaba escrito,
y su victoria unos días antes así lo afirmaba, el temible y sanguinario Rosete tomaría
por asalto al pueblo y lo devastaría para alimentar su cruel e inocultable
maldad…, exactamente nueve días antes, el 11 de febrero de 1814, la barbarie
representada por Rosete había cometido una brutal masacre en Ocumare del Tuy, en compañía de unos
2.000 hombres, sin ningún tipo de piedad, Rosete masacró a militares y civiles
sin distinción de sexo o edad, incluyendo aquellos que buscaron refugio en la
iglesia de Ocumare del Tuy, en esa época el militar español y comandante del
ejército real de barlovento, José Tomas Boves, (conocido como el urogallo y el
taita); ordenó a Rosete marchar hacia Caracas a través de los Valles del Tuy,
para que realizara, las ya acostumbradas
acciones criminales en contra de la
población civil en el marco de la guerra a muerte decretada por el libertador
Simón Bolívar, el 15 de junio de 1813.
Pero
aquí en Charallave, la historia definitivamente fue otra, quizás versiones encontradas que sin duda alguna han
generado controversias, por una parte, entre quienes a lo largo de muchísimos
años han estudiado la historia de nuestro pueblo, y por la otra
quienes de manera fervorosa han creído fielmente en los milagros de nuestra patrona Santa Rosa
de Lima, no pretendemos poner en duda
la valentía, la fuerza, la entrega total
y el coraje, demostrado por nuestro héroe independentista José Félix Ribas quien en su parte oficial de
combate, publicado en la Gaceta de Caracas,
anunciaba el triunfo del pueblo sobre las tropas del realista Francisco Rosete
en su cuartel general de Charallave,
ante este panorama, el ilustre militar criollo, general José Félix Ribas
destacaba en su parte oficial lo siguiente, cito:
“…Las armas de
Venezuela, siempre triunfantes, acaban de tener la gloria de haber derrotado
completamente al pérfido Rosete, en su Quartel General de Charayave, con 800 ó
1000 hombres. Como su situación es ventajosísima, creyeron hacerse firmes, y
sacar todo el partido de que eran capaces, si las tropas de la República no
tuvieran siempre el valor preciso para superar todos los obstáculos.
A las 12, nuestras tropas se encontraron con una
avanzada enemiga en el sitio del Potrerito. Fue batida. Le tomamos los
fusiles y todos los caballos ensillados en que hacían su gran guardia. A las
dos de la tarde, llegamos frente a este pueblo y haciendo desfilar 100 hombres
de infantería, y 50 de carabineros, por la hacienda de cacao de los Alvarengas,
para que le atacasen por la retaguardia; di órden al exército para que
inmediatamente esta división rompiese el fuego, y atacasen de frente con toda
la fuerza: efectivamente sucedió así; pero con tan buen éxito que aún no había
cumplido una hora de fuego quando ya se había decidido á nuestro favor, tomándoles
el pueblo, y poniéndose ellos en una precipitada y vergonzosa fuga; uno
siquiera no pudo tomar el camino de Ocumare ni Santa Lucia. Todo el que no ha
sido prisionero, muerto, ó herido, se ha encumbrado por la sierra, sin que uno
vaya unido á otro: nuestras tropas le han perseguido por diversos puntos,
encontrando los caminos de las serranías cubiertos de lanzas, caballos y
cadáveres”.(sic).
Ese es el parte de guerra de José
Félix Ribas en la ya conocida Batalle de Charallave, está escrito para la
historia, sin duda alguna, pero sin embargo no quisiéramos subestimar la esencia misma de la sabiduría popular, anclada en la fe religiosa
(“es, pues, la
fe la certeza de lo que se espera, la convicción de
lo que no se ve”), en tal sentido, cuenta la tradición popular, que en la víspera de aquel 20 de febrero de 1814, los
feligreses que aun permanecían en Charallave,
elevaban sus oraciones a Santa Rosa de Lima en rogativas constantes dentro y
fuera del Templo Santo, pedían fervorosamente para que Santa Rosa intercediera
ante el todo poderoso y la barbarie no se consumara, pero de manera inesperada
los habitantes de aquel viejo Charallave quedaron impresionados al ver ,muy
cerca de las 12 del día, una enorme polvareda que se levantaba en las inmediaciones del viejo camino hacia Caracas, y de acuerdo
a la tradición oral, el sanguinario Francisco Rosete al ver aquella inmensa
nube de polvo que emergía muy cerca de su feroz ejército, y pensando que se trataba de un contraataque
de un gran ejercito patriota liderado
por José Félix Ribas, salió despavorido y decidió seguir su camino abandonando,
incluso, parte de sus bestias e implementos de guerra.
Según cuenta la historia cotidiana, aquella
que en muchas oportunidades ha marcado definitivamente el rumbo de los pueblos,
uno de los feligreses que acompañaban la rogativa, había soñado unos días antes
con Santa Rosa de Lima, y que se le había
aparecido advirtiéndole que en pocos días
vendría un personaje satánico para Charallave con pretensiones de
desaparecer a su pueblo, pero que ella no lo permitiría y Santa Rosa
le dijo en el sueño que no tuvieran temor ya que “a mi pueblo no
entrará”, y fue así, como aquella
polvareda que emergía del suelo Charallavense aquel 20 de febrero de 1814, produciría
la sigilosa huida de aquel personaje sanguinario llamado Francisco Rosete,
cuyas pretensiones no eran otras que la de acabar de manera brutal con los
habitantes de aquel viejo pueblo de algunas callecitas de tierra
o de caminos de recuas, o de picas y conucos, o de haciendas y ganado,
aquella enorme polvareda que salvó a Charallave quedara , según la tradición popular, como parte de esas historias de mi
pueblo, de las historias poco contadas de aquel Charallave de antaño, que nos dejó
un recuerdo en cada esquina
FUENTES :
- Dossier 3.3: La Batalla
de Charallave. por: Efrén Calero.
-Página de Tucuy.com
-Agencia AVN
-Tradición oral.
-Hermanas Isabel Teresa
y Rosa María Rincones (con testimonios que vienen de generación en generación)
Excelente esa reseña, espero qué continúen
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