LA HISTORIA POCO
CONTADA
“LA LOCHA“
“LA
MONEDA PREDILECTA”
POR
. JUAN QUINTANA
Esta es parte de la historia más sencilla de
nuestro pueblo, la cotidianidad de aquel hermoso pueblo de calles empolvadas,
de aquel pueblo apacible con gente amable, de aquel Charallave con sus costumbres, tradiciones, personajes
populares, anécdotas, leyendas, y su historia…, y en el “Adobe pueblo de antaño“, mantenemos aún vivo el recuerdo de esa
hermosa historia, de “la historia poco contada” como la de “La Locha”, la moneda de gratos recuerdos para el venezolano.
Para
algunos entendidos en la materia económica, “la locha”, o “el cuartillo” como también
se le conocía, representaba quizás, la moneda de mayor circulación, y con
seguridad la de mayor referencia comercial, no solo para la gente de Charallave,
sino para todos los venezolanos, su valor exacto era de doce céntimos y medio, lo que
implicaba que ocho lochas, equivalían a un Bolívar, cuatro lochas equivalían a un
real, y dos lochas equivalían a un medio…, ”las lochas” o “los cuartillos”, se acuñaron por primera
vez en 1896, bajo el gobierno de Joaquín Crespo, algunas eran de cobre, pero la
mayoría fueron de níquel, sustituyendo así, a
una moneda que también se le llamo locha, pero su valor era de 2 ½
centavos, acuñadas por primera vez en 1876 bajo el gobierno de Antonio guzmán
Blanco, esta moneda de 2 ½ centavos, también se le conocía en el interior del país,
como “la zagaletona”, en verdad fue muy efímera su duración, ya que solamente se acuñaron en 1876 y 1877, mientras que las
lochas (12 ½ céntimos), permanecieron durante casi 80 años, saliendo
de circulación en el año 1972, es decir, casi ochenta años después de haber sido acuñadas por
primera vez, dándole paso a una nueva
moneda de diez céntimos, que según los entendidos, se ajustaba mejor a los
intercambios comerciales de la época, y la llamaron “la locha mocha”.
La locha , sin duda alguna, fue referencia
importante en aquel Charallave de nuestra época, sirvió, no solo como moneda comercial, sino además,
para chistes, historietas, y anécdotas
en nuestro pueblo…, recordamos cuando Rómulo Betancourt, durante su gobierno, decidió
aumentar el precio de la leche, en una locha, que para entonces costaba “un
real”, y pasó a costar “un real y cuartillo”, el pueblo todo, de manera jocosa,
exclamaba en las casas, en las calles, en las plazas, y hasta en los mercados: ¡ esa locha …esa locha sí que tiene bastante
leche..!
Por ejemplo en las pulperías, o bodegas de
aquel viejo Charallave, como la de “Aureliano Lamont”, la bodega de Juan
Chiquin, la de Chucho Matute, Chucho Torres, la bodega de Bidu y Macanapo, la
de Héctor Rivero, Antonio Malo, entre otras, era casi obligatorio, la venta de
una locha de queso, una locha de papelón o “rule”, una locha de manteca, o
aceite para las lamparitas, una locha de nepe
y por qué no, hasta una locha de café,con su respectiva ñapa.
La locha, era la
moneda predilecta de los estudiantes de esa época, se utilizaba en la vieja escuela Teresa de Bolívar, o en la Coromoto,
o en cualquier escuela rural de nuestro pueblo, para comprar la merienda, bien
fuera de chicha, melcocha, cortados, catalinas, o conservas…, al igual las
hermanas Roble, vendían su granjería criolla,
en “una locha”, las arepitas dulces de Esperanza y Jesús María Pacheco, también
costaban “una locha”…,durante las procesiones del Charallave de antaño, los santos eran alumbrados con grandes velas
de cera pura, que costaban también “una locha”, la entrada al cine de Asisclo Martínez,
en la calle Real, en sus inicios, costaba solamente “una locha”, el primer
refresco fabricado en Charallave, por Teodoro Felipe Ojeda, “Cola la Esperanza”, su costo al inicio fue de “una locha”,
las deliciosas, inimitables, inigualables, cotufas de Luis Higuera, “Luis
el cotufero”, a un lado de nuestra Plaza Bolívar, también costaba “una locha”, en
la esquina sur de esa misma Plaza Bolívar, estaba la Negra Felicia la manisera,
con sus cucuruchos de maní, por tan solo “una locha”, mientras que en la
esquina oeste de aquella añorada Plaza Bolívar, el tarantín de Salvador Pacheco
“Cámara”, nos invitaba a deleitarnos con
su suculenta lapa, que costaba medio, si era entera, y la mitad costaba “una
locha”, el pan de piquito, en cualquier panadería del pueblo, costaba una locha,
el pasaje en la circunvalación, (los autobuses verdes de Pedro Cisneros), en
sus inicios costaba medio, pero a los estudiantes les
cobraba solo una locha ,y cuando alguien en el pueblo tenía la cara muy
redonda, los mamadores de gallo o tomadores de pelo, lo llamaban en tono burlón:
”epa cara’ e locha” …, pero aún en esta época, es grato oirá a nuestros viejos,
cuando responden a algún saludo: ¿epale fulano, como anda la cosa?, aquí vale,
en la lucha por la locha.
Sin duda alguna, que la
fulana “locha”, esa que
representaba la moneda predilecta de los
muchachos de la época, paso a formar parte de nuestras vidas, de nuestras anécdotas,
de nuestros mitos y leyendas, y por supuesto de nuestra historia, de esa
historia poco contada, de aquel Charallave de antaño.
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