LA HISTORIA POCO
CONTADA
“PRIMERA OFICINA DE TELEFONOS DE CHARALLAVE “
POR
. JUAN QUINTANA
Esta es parte de la historia más sencilla de
nuestro pueblo , la cotidianidad de aquel hermoso pueblo de calles empolvadas,
de aquel pueblo apacible con gente amable, de aquel Charallave con sus costumbres, tradiciones, personajes
populares, anécdotas, leyendas, y su historia, y en el “Adobe pueblo de antaño“, mantenemos aún vivo el recuerdo de esa
hermosa historia, de la historia
poco contada, como la de “la primera
oficina de teléfonos instalada en Charallave“ .
Para el año
1958, cuando Venezuela se encontraba convulsionada, por el recién derrocamiento de la dictadura del
general Marcos Pérez Jiménez, la oficina de teléfonos de Charallave, ya estaba establecida formalmente, aunque
evidentemente, no tenemos registros fehacientes de la fecha de su inauguración,
o instalación, solo pudiéramos decir, a manera referencial, que para 1930, la empresa de origen inglés, Venezuelan Telephone and Electrical Appliances Company Limited,
ya proveía de servicio telefónico, desde Caracas a las poblaciones de Macuto, Puerto Cabello,
San Juan de los Morros y Ocumare del Tuy, en ese mismo año 1930, nace Cantv, y
adquiere las acciones de esta empresa inglesa.
Lo que sí está
comprobado, es que la primera oficina de teléfonos de Charallave, comenzó a funcionar, justo en la esquina de
la calle Independencia, cruce con la Calle Real, o Avda Bolívar, lugar donde
hoy funciona la ferretería de Rómulo Méndez, allí permaneció justo hasta el año
1958, cuando fue trasladada a escasos 50 mts, en la misma acera donde
funcionaba la otrora Junta Comunal de Charallave, el antiguo colegio Coromoto,
La Casa Mixta, y muy cerca de donde funcionó,
durante muchos años, el sellado del 5 y 6, de Rafael Emilio Higuera, y para los
de más corta edad, pudiéramos decir que esta oficina de teléfonos, funcionó,
justo frente a la fuente de soda “La Burbuja” de Alejandro “cubita” Luque, otro
lugar de grata recordación en la década de los años 70, pero independientemente
de su ubicación, estamos totalmente seguros, de la inmensa cantidad de recuerdos que
encierra esta antigua oficina de teléfonos de Charallave, con un sistema de comunicaciones que era sumamente sencillo,
y que funcionaba a través de una
Central, en la cual se procesaban obligatoriamente todas las llamadas entrantes
y salientes, con un control manual de
clavijas,y que era activado por las operadoras de esa época, entre quienes
recordamos a Graciela Ojeda, a mi suegra Trina
Carvallo de Villaparedes, María Velásquez, Eladia Medina, la hermana de Tula y Gerónimo,
recordamos también a Juana de Bandes y a Modesta Castro de Madera.
Después
de más de medio siglo transcurrido, pudiéramos
imaginarnos cuántas llamadas telefónicas desde la Botica Vargas, a los
laboratorios o droguerías de Caracas, solicitando los pedidos cotidianos de
medicinas, o las llamadas a Huelva (España), que hacia Juan Herves a sus
familiares, o Eladio Vargas, desde el vapor (La Magdalena), comunicándose con Guillermo
Guerra en el centro del pueblo, o con la Hacienda las Juajuitas, o la familia Dieminger,
haciendo sus pedidos de materia prima para la Alfarería Metropolitana, o el Negro
Méndez, Antonio Malo, Salvador y Raymundo
Arú, llamando al Bar el Demócrata y apartar una mesa para una partida de
dominó, o Juan Chiquín desde su bodega, en la calle Miranda, respondiendo a las
llamadas telefónicas, como era su costumbre hacerlo, pero de una manera muy
particular: “ajä…, yo aquí y quien allá
? “, sin duda alguna, infinidad de
historias escondidas en aquella central telefónica de Charallave, a mitad del siglo pasado.
Hasta el año 1962, Charallave tenia registrado solamente la cantidad de 103 números telefónicos, que correspondían
tanto a casas de familias, como a los comercios establecidos y oficinas públicas, por ejemplo, el número telefónico
cero “0” correspondía a la oficina de la
luz eléctrica, el no 5 a la policía, el numero 22 a la Bomba Gamelotal, el
numero 70 al Hotel Italia, el 52 a la bodega de Chucho Matute , y a pesar de
ser pocos, y estar tan cerca uno del
otro, obligatoriamente todas las llamadas pasaban por la central telefónica.
Como dato
curioso, se tenía la presunción, (hasta que se demostrara lo contrario), de que la operadora o telefonista de turno,
dependiendo de su habilidad, o más bien de su picardía ,podía, si así lo quería, interceptar las llamadas telefónicas, es
decir, podía escuchar sigilosamente, las conversaciones privadas que se hacían
internamente en el pueblo, o las
llamadas de larga distancia, hacia la capital del país, ya que todas las llamadas pasaban por esa central, pero para muchos charallavenses, eso representaba
algo así como una especie de “confesionario publico obligado”, donde se corría
el riesgo, de que además de las conversaciones rutinarias, los pecados
cometidos, los chismes pueblerinos, o simplemente
una declaración de amor, quedara, no solamente
entre dos personas, sino entre tres, incluyendo a la operadora de teléfono, pero solo imaginemos por un momento, cuantas conversaciones y cuantos secretos de
amor quedaron guardados para siempre entre la persona que llamaba, la que recibía
la llamada, y la operadora de teléfonos, nos imaginamos que fueron muchísimas
las historias que quedaron ahí guardadas,
en aquella vieja central telefónica de los años 50, seguramente, historias poco
contadas, de aquel Charallave de antaño, de aquel hermoso pueblo, que hoy
muchos de nosotros recordamos con nostalgia.
FUENTE ORIGINAL:
MODESTA CASTRO DE MADERA.
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